Cruz

Mi alma sigue insistiendo como un perro escarba en la tumba de su amo muerto.


Decidle que ya vale; que no tengo cuerpo para más.

La petite mort

No te enciendas,

mientras dura el instante en el que arden mis alas me dará tiempo a gemir.

THE END

Creo que la esencia de esta historia—puede que la más corta del mundo, después de la de ese dragón—esté en que sólo hay un protagonista, y una línea, y esa línea es un efímero diálogo entre tú y yo en el que no respondes (¿Entonces es un monólogo, quizás?) y que encima termina con un punto y coma; como si pudiese continuar, pero ninguno de los dos quiere. Algo así. 


Confesonario

Voy a nevar y negar todo sobre tu boca. Diré que es mentira que sabes descongelar corazones y lo haré mientras lloro para ocultar que mi pecho está algo mojado.

Confesonario

Como Pinocchio en la historia originalno la bonitayo maté mi conciencia con el martillo de papá.

Y todo esto que leéis, es lo que queda.

Confesonario

Hace poco leí por ahí una cosa que decía 'La noche es de los poetas, las putas y de los que mueren de amor' y desde entonces me las paso todas pensando en cuál de esas tres bestias seré yo.

Borradores


'Cuando me voy de un sitio me gusta darme cuenta de que me marcho. Si no luego me da más pena todavía.'
 Y donde Holden dijo <<sitio>>, yo digo <<persona>>.


Sé de sobra que cuando abandonamos ese lugar en el que hemos pasado cierto tiempo, siempre nos olvidamos algo en él; las gafas de ver, el pasaporte, la ropa sucia, las bragas...—o, como en mi caso, un consolador rosaPero lo que nunca me ha quedado claro es cómo conseguimos dejar un recuerdo (o destrozo) dentro de esa persona que nos ha estado mirando a los ojos durante tan solo unos minutos. ¿Quizá manchamos de barro el suelo de su alma? ¿O tal vez nos dejamos el grifo abierto? No lo sé. Y, sinceramente; me acojona.
Me da miedo pensar que podemos provocar tanto, que podemos dejar tanto, que podemos romper tanto... Y nada físico. Nada que los cachibaches del Leroy Merlin puedan arreglar, ni siquiera las tiritas del Ikea.

Lo sé por experiencia: La última vez que alguien estuvo dentro de mí (pero dentro de verdad) me rompió el himen, las bragas, la cremallera de la falda, la confianza y el corazón. Y si os soy totalmente sincera; duele. Mucho.

Teoría IV

Cada día estoy más convencida sobre aquello de que un hombre de artes debe tener tres mujeres: La musa, la amante y la amada. Creo que mi paisano, el Sr. Brodsky, estaría de acuerdo conmigo en que es absolutamente imposible encontrar esas tres cualidades en una misma mujer, porque un poeta necesita dividir su alma para crear; necesita sufrir. Y no hay nada que duela más que una fisura entre las costillas para hacer hueco y meter en una misma vida tres corazones más, a parte del que ya se tiene.

Teoría III

Yo me di cuenta de que el Mundo estaba podrido cuando descubrí que hacían estadísticas sobre cuántos insectos nos comemos sin querer pero nadie podía decir con certeza cuántos corazones destroza una persona durante su vida. Es triste. Ojalá la DGT hiciese un anuncio de esos suyos; sacando un corazón que va a mil y se estampa contra una mentira. No sé, alguna escena de esas drásticas que demuestren que igual no vale la pena usar un «Te quiero» como excusa para follar.

Borradores

Ser tu gula y guia por alguna calle que no conozca ni yo. Tu esclava en algún portal de casas ricas o tu rotura de pantalón en un parque de madrugada...

La cuestión era Ser. Era usar la segunda persona del singular en cada frase que hablaba de amor y romper a llorar mientras la risa ahoga. ¡Qué pocas sogas conocí estando a tu lado! La de sábanas de rompí creyéndome la reina de tu selva mental... Volaba, me enredaba en tus lianas y largos dedos como quien decide que siempre hay alguna forma de morir más maravillosa que la que le está matando. Yo, por ejemplo. Yo creo que moriría gustosamente sobre ti, aun sabiendo que tu pecho es el ataúd perfecto.

_

Hoy he descubierto a Cortázar con su Rayuela y su Maga y sus citas imprecisas. Hoy he descubierto una nueva forma de amar que ya conocía pero, como cualquier otra cosa que nunca hemos probado, pensaba que dolería como todas las anteriores. La verdad es que hacer las cosas fáciles es algo que siempre me ha impactado; la gente logra hacerlo. Logra llegar a ese punto de 'no complicar las cosas' y así evita sufrir y todo eso. Yo lo intenté hace poco, también. Me dije, 'Oye, si todos pueden, ¿Por qué yo no?' y me propuse follar sin condiciones, comprar por antojos y dormirme en el tejado a pesar de saber que me comerán los mosquitos. Lo último funcionó, y me hizo feliz a pesar de las mil heridas; lo de las compras me arruinó y follar...Bueno. Follé. Pero creo que de eso he aprendido muchísimas cosas más que no son nada fáciles, ni felices.

Sin título




He visto lo que haces con las palabras... 
Si te presto mi cuerpo, ¿Me haces poema?

Cuentacuentos

Mi vida es un cuento irónico—ojalá erótico también—que siempre empieza con lo de 'Érase una vez' y acaba todo con un '...y fueron felices', dejando claro que los protagonistas lo fueron sólo una vez y hace mucho, mucho tiempo. Se desarrolla en medio de una explanada amplia y soleada donde se visualiza un cartel en tres idiomas diferentes señalando el paraíso como un 'coto de caza privado' y pinta a la princesa como la niña que se tragaba el semen pero tenía arcadas comiendo espárragos.

Mi amor

Amor, tenemos que hablar...

Debes saber que, a partir de este momento, tienes cuatro manos, cuatro piernas y dos corazones.
Ahora podrás agarrar más fuerte tus metas, porque yo estiraré para que las tengas más cerca; gracias a estas piernas mías correrás más rápido y jamás llegarás tarde a ninguna de las oportunidades únicas que da la vida—como lo fue nuestro encuentro—. Desde ya, puedes contarle al mundo que no hay ser en este planeta que sienta más que tú; pues en tu pecho albergas también mi corazón, que late incluso cuando el tuyo calla por un segundo intimidado por tu cómico estornudo.

Confesonario

Te chupo los dedos en vez de morderte la mano porque me das de eso: Me alimentas. Me sacias de ti y no puedo evitar echar de menos la saliva que me da de beber. No sé si me entiendes...

Teoría II

Lo bueno de escribir a mano es que el viento no puede llevarse las palabras; al contrario, seca la tinta, haciéndola perenne.

Siempre y cuando no hablemos de lágrimas...

Desempolvando viejos borradores...

Ojalá aprender a describir sus dedos hundidos en mi boca. 
Vaya obra de Arte tal humedad, vaya caída mortal tal drama...


Creo que voy a volver. Bajito. Muy bajito. Para que sólo me oigan subir las escaleras aquellos que estuvieron todo este tiempo escuchando mi silencio.

Os empezaré confesando que odio cocinar pero que, a pesar de eso, ahora canto canciones descalza en la cocina mientras hago tortillas de patata y cebolla. ¿Lo increíble? Ya no me lloran los ojos. 

Por lo general, he pasado a dedicar mi vida a recordar el francés que aprendí hace años, a ahorrar para billetes que me salvan la vida una vez al mes y, sobre todo, a enamorarme. Me he comprado unos leggins, también, y he decidido que a partir de ahora no moriré más, que estoy cansada, y que lo mejor que puedo hacer con todo esto que me ahoga es dejar que lo haga... Para que él aparezca en la estación a las 14:35 aproximadamente y me reviva con uno de sus besos en mi hoyuelo

A parte de eso, lo único que sigue igual es mi gato y nuestra tristeza gris que espero que no acabe nunca. Ya apenas tomo café y de Madrid ya no sé nada; sólo a veces se pasa por mi tundra a contarme lo feliz que está estando tan lejos. 


Eso me gusta. 



5/2014


Su boca me convierte en porcelana

Él bebía té.

Bebía y sorbía fuerte mientras escuchaba mi sucia súplica.

Dio otro trago y se acercó. Se acercó más. Acercó su boca a la mía y sí: el té era rojo con anís y ciruela. Luego se alejó para dar otro sorbo, sonoro, mientras yo vigilaba su nuez; esperando verla subir y bajar anunciando el trago, pero no...

Volvió a mi y...¡auch! Ese té estaba deliciosamente caliente y creo que ahora le gustaba más: ya no sorbía tan fuerte, pero se relamía después de cada trago...

-

Ay, ya entendéis por qué me tiemblan las piernas cada vez que oigo una cuchara tintinear dentro de su taza, ¿verdad?

Y usted...

"Es como si en el lado izquierdo de mi pecho tuviese una cuerda que vibrara al mismo ritmo que otra que usted tuviese en análogo lugar y se uniera de un modo invisible a la mía. Y si ese endiablado canal y doscientas millas de tierra van a separarnos, temo que ese lazo que nos une se rompa. Por lo qué a mí concierne, estoy seguro de que la rotura va a producirme una incontenible hemorragia. Y usted..."

Biblioteca

Soy una portada; una bonita y rota portada dentro de la cual sólo quedan las dos hojas en blanco que se dejan, por protocolo, al principio y al final de lo que nunca fue nuestra historia.

Teoría I

En esta vida hay solamente dos tipos de personas que vale la pena diferenciar: 

los que maldicen el piar de los pájaros a la hora de la siesta y los que no podemos dormirnos sin oírlos cantar.

Minino

Hundo mi nariz en tu barba con la inocencia del gato que esconde su cabeza bajo un sillón; convencido de que así huye del mundo.

Je ne sais pas...

Mi alma me golpea desde dentro con su puñito mientras me maldice por no saber hablar francés. Yo me justifico con lo de "mejor hacer que hablar", pero no hay manera.

Ciclo de vida

Mi amor es como el que siente el agua por la tierra; la primera desea filtrarse, hacer crecer vida en las profundidades de la otra... Incluso cuando su calor la obliga a evaporarse, se queda esperando paciente y vertiginosamente el momento justo para dejarse caer de nuevo.


Así de fuerte amo yo oler a ti, mojada.

Pío-pío

Tu alma es el gorrión que ha tejido su nido en mi pecho. Desde entonces noto las punzadas que, gracias a su pico, me recuerdan que este cuerpo mío se vuelve jaula sin ti.
Si no estás, nos encierras.

Instinto de supervivencia emocional

Y de repente, cuando las personas tristes encontramos una razón para sentir un ápice de felicidad, nuestra mente no acostumbrada nos hace vivir esa nueva etapa con un profundo terror de morir en cualquier momento. Yo llevo prediciendo mi muerte semanas, quizá incluso meses, pero posiblemente este fenómeno no sea más que una forma instintiva de no acostumbrarnos a lo maravilloso. Y menos mal...